En la familia empresaria hay muchas miradas sobre el futuro, y muchas opiniones de cómo alcanzarlo. La heterogeneidad de iniciativas puede transformarse en un factor que bloquea los avances, ya que el intercambio de ideas o la discusión en empresas familiares tiene implicancias diferentes que las de empresas con otra conformación accionaria y directiva. Particularmente, en los momentos de crisis o de toma de decisiones relevantes que afectarán el futuro y el patrimonio de la empresa, el juego de bloquear los avances puede alcanzar su máxima expresión.
A las cuestiones familiares estrictas, se le suma la rutina, el día a día que socava la posibilidad de sentarse a hablar y discutir hacia donde se dirigen (el rumbo) y en donde ubican los esfuerzos y los recursos para llegar (la estrategia). El día a día es una moledora que barre toda iniciativa de progreso más allá de lo que está pasando hoy, acentuando la distancia entre las distintas visiones y postergando el avance hacia nuevos escenarios.
Por otra parte, la autocrítica en el seno familiar tiene otras connotaciones y es más difícil realizarla, dado que hay que sustentar dos posiciones: el rol en la familia y el rol en la empresa. Si se pone en cuestión uno, posiblemente se pondrá en cuestión también el otro. Por tanto, la autocrítica, paso previo necesario para iniciar el proceso de cambio, se anula y con ello la posibilidad de cambio en la empresa. El desafío consiste en sostenerse en dos instituciones que no siempre tienen los mismos tiempos, y seguro, no tienen los mismos objetivos (aunque muchas veces esto se confunda).
Otro aspecto a considerar es el lugar que se ocupa en la familia y su relación con las necesidades de la empresa. Si la empresa necesita un cambio, puede pasar que la posición en el esquema familiar no esté habilitado a liderarlo, dado que los demás esperan o creen otras cosas de esa persona. Sin embargo, quienes deberían liderar el cambio, no están preparados para realizarlo. Esta situación suele darse en momentos de cambio generacional, donde los integrantes ya establecidos en la organización consideran que aquellos familiares que se suman a la vida empresaria tienen mucho por aprender y poco para aportar. Suele decirse que eso se resuelve sólo con el paso del tiempo.
El 80% de las empresas en el mundo son familiares. El 30% sobrevive hasta la segunda generación y solo el 13% trasciende a la tercera generación. La renovación del modelo de negocios es un factor crítico de supervivencia según muchos especialistas.
El problema es que el paso del tiempo, en un mundo dinámico y cambiante como el actual, es la amenaza. Dejar pasar el tiempo porque los tiempos familiares no se acoplan a los tiempos empresariales suele ser el gran error y el pasaporte hacia dificultades mayores.
Entonces, ¿Cómo actuar ante los desafíos que implican el cambio y los tiempos para cambiar?
Pues bien, proponemos algunos lineamientos que pueden permitir mejorar sustancialmente la empresa familiar en un contexto de cambio creciente.
- Recordar con frecuencia diaria “La familia es la familia, el negocio es el negocio y las acciones son las acciones”.
- Adherirse/Propender a la renovación permanente del modelo de negocios, que es en definitiva lo que sustenta la posibilidad de que haya empresa.
- Incrementar la interacción familiar formal a través de instituciones internas (asamblea familiar, por ejemplo) que motiven la transparencia y comunicación.
- Renovar los liderazgos, mejorar la participación de terceros y delegar en equipos.
- Explotar la complementariedad de visiones y acciones de los miembros de la empresa familiar.
- Utilizar una herramienta concreta para alinear los objetivos como puede ser la planificación estratégica del negocio.
- Desarrollar mecanismos de participación e interacción con los colaboradores internos principales para que aporten ideas, soluciones y asegurar su compromiso con la empresa.
- Crear protocolos internos que habiliten la posibilidad de trabajar para el cambio, desarrollar la sucesión y habilitar diferentes tipos de participación.
Esta no es una lista agotada. La empresa familiar, como cualquier otra empresa, está expuesta a múltiples factores de cambio.
Si el cambio se mueve más rápido que la familia, es probable que el cambio gane.