El 80% de las empresas del mundo son familiares. En Argentina, las PyMEs Familiares alcanzan el 90% del total. Esto habla del alto grado de emprendedorismo familiar que existe. La familia es una fuente de emprendimientos por varios motivos: valores comunes, confianza, lealtad, comportamientos conocidos. Todos ellos son impulsores relacionales para comenzar un negocio con alguien, y en la familia, al comienzo de la aventura estos impulsores están sobre la mesa, acortando el tiempo y esfuerzo para emprender.
En el emprendimiento familiar se encuentran en forma permanente dos aspectos importantes para todo ser humano: el Amor y el Trabajo.
Ahora bien, hay quienes opinan que emprender en familia es la llave del fracaso y quienes opinan que es la clave del éxito. En todos los casos, marcan la dificultad que se presenta en muchos momentos por mantener los asuntos familiares asociados a los asuntos del negocio.
Sin embargo, si bien lo relacional es importante, que el negocio prospere es crítico, porque para eso nos asociamos (salvo acuerdo contrario). Por tanto, sólo hacer foco en lo relacional probablemente sea la fuente de un fracaso más.
Analicemos los posibles riesgos, errores comunes y desafíos de emprender en familia.
RIESGOS RELACIONALES
Uno de los principales riesgos en situaciones de emprendedorismo familiar es el “juego del todo o nada”. El mismo ocurre cuando alguno de los miembros del grupo familiar emprendedor actúa neutralizando a los demás las iniciativas y aportes de los demás.
Siempre es conveniente el Liderazgo de alguno de los integrantes (el emprendimiento no puede vivir en asamblea en estos tiempos) y puede ser designado por algún motivo (edad, conocimiento, experiencia, mandato). Pero si ese Líder no abre el juego a los demás impulsando las propuestas del resto de los integrantes familiares y solo las propuestas funcionan/dependen si se alinean con su forma de pensar, es probable que se pierda parte de la ventaja de emprender en familia. Las oportunidades de negocio quedan acotadas al líder potenciando la aparición de conflictos interpersonales o la degradación del proyecto.
ERRORES COMUNES
Uno de los errores más comunes que se observan en el emprendimiento familiar es el excesivo enamoramiento con el producto o servicio respecto del enamoramiento con el negocio. El emprendimiento familiar propicia este tipo de comportamientos, especialmente si los intervinientes tienen poca trayectoria en el mundo de los negocios.
Enamorarse demasiado del producto, poner mucho foco ahí, también es una fuente de fracaso. Si creemos que nuestro producto es único, necesario e imbatible siempre, y no estamos dispuestos a cambiarlo o modificarlo si no hay negocio, nos llevará inevitablemente a la quiebra. Asimismo este comportamiento está asociado con la propiedad intelectual del emprendimiento, quién diseña el producto/servicio suele sentirse y comportarse como “más dueño que los demás”.
Lo beneficioso es adueñarse del negocio, de ese modo vamos a tener una visión más objetiva, todas las ideas y aportes pueden hacerlo mejorar, y hay una forma imparcial de medirlo: si incrementamos los beneficios del emprendimiento.
BALANCES Y DESAFÍOS
En nuestra experiencia como Consultora de Empresas Familiares, trabajando con quienes han sido exitosos y también con quienes siguen apostando por el emprendimiento familiar a pesar de las dificultades que se le plantearon, encontramos algunos aspectos que apalancan la idea de que es posible desarrollar este tipo de emprendimientos positivamente. Ellos son:
- Equilibrio = Complementar fortalezas: Cada miembro tiene una fortaleza que se destaca respecto de los demás, ponerla al servicio del negocio complementariamente propiciará el equilibrio del equipo.
- Claridad = Funciones bien definidas: La falta de claridad de quién hace qué y los solapamientos permanentes suelen generar confusión en propios y ajenos. Sentarse a definir y escribir que va a hacer cada uno y por qué se responsabiliza, genera claridad a la hora de rendir cuentas y superar etapas.
- Apertura = Apoyo de terceros: Que los mejores ocupen los lugares críticos, sin importar si es familia o no, es un signo de crecimiento y apertura. El emprendimiento nace familiar pero luego tiene que encontrar en otros la posibilidad de reproducirse y darles oportunidades de desarrollo.
- Objetividad = Medir todo: Saber que funciona y que no a nivel negocio es fundamental.
- Ayuda = Asesoramiento externo: Contar con consejeros dentro y fuera de la familia siempre nutre. Pedir ayuda es un acto de valentía, de coraje, no debe ser interpretado como una debilidad. Nadie se las sabe todas, especialmente en los primeros años de emprender.
- Comunicación = Hablar y reunirse: Escuchar y ser escuchado quema etapas y acelera proyectos. Muchas cosas pueden funcionar en automático, otras ni siquiera hay que mirarse, pero hay otras tantas que necesitan ser debatidas a fondo. No perderse esa oportunidad puede ser una clave de éxito.
- Innovación = Emprender es innovar: Un gran número de proyectos surgen en mercados y con productos que ya existen. Sin innovación el éxito se aleja. Para la familia emprendedora no solo es suficiente tener iniciativa, audacia y pasión, también es necesario contar con una forma de renovar o de generar novedad en el mercado desde el principio.
En definitiva, emprender en familia tiene dos fuertes desafíos: conseguir que el negocio prospera y cuidar los lazos familiares. Para lograrlo, hay que manejarse con claridad, transparencia y algunos compromisos básicos que sean respetados por todos. Sin la suficiente comunicación entre los miembros y el respeto de las reglas de juego internas, el crecimiento de la familia, el negocio y el patrimonio pueden estar acechados en forma permanente por las relaciones interpersonales, quedando el negocio en segundo plano.
Es importante recordar que somos individuos actuando en al menos dos planos (Familia – Trabajo) y en situaciones desconocidas y de alta incertidumbre: el equilibrio y ecuanimidad son importantes para prosperar en la aventura familiar en todos los planos.
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