¿ES TAN DIFÍCIL CRECER CON EL OTRO?
Los latinoamericanos aún no hemos creado nuestro modelo de trabajo y asociación de intereses comunes, ni entre Estados, ni dentro de los Estados (empresas, instituciones, regiones, etc) que apalanque el proceso de desarrollo en general.
Los orientales se organizaron en torno a la colaboración (que significa trabajar con otra u otras personas para lograr algún fin) y le dieron significado propio que los podemos ver en su métodos de trabajo y producción.
Los europeos encontraron en la cooperación (que significa facilitar el trabajo de una persona ayudándola y ahorrándole problemas). Lo podemos ver en sus ingentes programas de trabajo y transferencias entre estados y empresas (La Unión Europea ampliada, Airbus, etc).
Los norteamericanos en la competencia (que significa rivalizar con otros para conseguir un mismo fin) hallaron los frutos del desarrollo de un mercado inmenso y creciente y de empresas mundialmente competitivas durante décadas.
Hemos sido influenciados por la cultura europea y la norteamericana, a la vez, en el último siglo. Adoptamos cada cual en distintos momentos, pero no nos apropiamos de ninguna totalmente. Es más hoy día ese disputa sigue vigente, por ejemplo la discusión de liberalización de comercio en el caso del ALCA solo trata temas de competencia, acceso a mercados, regulaciones mientras que la negociación UE-Mercosur tiene acuerdos de cooperación política, tecnológica, educativa, etc.
Algunos hitos políticos recientes son señales de búsqueda de un esquema de abroquelamiento y también de una forma de trabajo conjunta que nos permita capturar las ventajas mutuas que solos es mucho más difícil.
Las empresas y los proyectos de nuestra región suelen tener dificultades para establecer un modo de trabajo que los apalanque y les permita capturar la ventaja de trabajar en conjunto. De por sí, trabajar en equipo no está en nuestra cultura, y suele ser bastante más difícil en contextos de pequeños grupos.
A nivel social, solemos apelar a la solidaridad (Apoyo a una causa o al interés de otros) como una forma de trabajar para/con el otro, aunque se muestra más fuertemente en momentos de penurias, catástrofes, etc. La solidaridad, es un concepto más efímero para nosotros, más reactivo que proactivo, y en algún punto requiere de un compromiso menos profundo. No lo hemos podido transformar en algo del hacer cotidiano.
Colaborar, cooperar, competir son prácticas con fuerza propia, son estimulantes de por sí. No es menos cierto que requieran de tierra fértil para prosperar. Creo que encontrar una forma culturalmente y socialmente aceptada para propender a nuestro desarrollo como latinoamericanos es una materia pendiente, quizás en la fusión de estas formas encontremos la propia, o simplemente tengamos que hacer la propia, sin más.