Ciudades inteligentes como motor de innovación, bienestar y oportunidades.

Esta semana participamos en Smart City Expo Santiago del Estero, un espacio de encuentro entre lo público, lo privado, la academia y la tecnología aplicada. El slogan de este año fue Nuevas Oportunidades para Comunidades que Innovan.

Uno de los principales aprendizajes que podemos transmitir con certeza es: las ciudades inteligentes (digitales, inclusivas y participativas) no son solo tecnología, además son un paradigma en el contexto de la innovación con múltiples propósitos: 1. mejorar el bienestar comunitario, 2. activar la colaboración público-privada y 3. proyectar los territorios al mundo. 

Compartimos 4 ejes de conversación para pensar la acción.

LO HUMANO, LO PRIMERO

Uno de los mensajes más potentes emergió de las primeras charlas: las ciudades inteligentes no son una cuestión de algoritmos, sino de ciudadanos empoderados. La tecnología debe estar al servicio de las necesidades humanas, no al revés.

El corazón son las personas, el eje debe estar claro: las personas y las comunidades deben estar al centro de todo proceso de transformación.

Más allá de la IA, lo humano es el valor: la verdadera revolución es humana. Inteligencia artificial al servicio de procesos centrados en las personas, donde la creatividad local y la mirada ciudadana son impulsores de innovación.

PÚBLICO & PRIVADO

Gobiernos y municipios tienen un rol clave para impulsar iniciativas privadas porteadoras de potencial, ofreciendo plataformas mediante compras públicas, concursos y programas. Así se logra un equilibrio virtuoso entre lo público y privado, con beneficios tangibles en educación, salud, seguridad, etc.

Es necesario un nuevo contrato entre lo público y lo privado. La innovación urbana no puede depender solo de iniciativas privadas aisladas ni de políticas públicas desconectadas. Se necesita un nuevo pacto colaborativo, donde el Estado promueva con visión y urgencia iniciativas emergentes, y el sector privado participe de la solución activamente.

Diversos ejemplos compartidos mostraron cómo los gobiernos pueden convertirse en plataformas de innovación: promoviendo la compra pública de soluciones innovadoras, impulsando alianzas con startups locales y construyendo espacios de co-creación.

ENFOQUE INTERNACIONAL

Las experiencias compartidas desde ciudades de Brasil, Colombia y Europa dejaron claro que internacionalizar un territorio no es solo exportar, sino integrarse a redes de cooperación y aprendizaje.


Territorios que se abren al mundo son fundamentales para poder ser polos de atracción de talento, exportadoras de soluciones locales a problemas globales y actores activos en redes de cooperación. Es cada vez más importante insertarse con identidad en esa conversación global.


La internacionalización de territorios amplía horizontes: alianzas transfronterizas, proyección exportable de soluciones urbanas y posicionamiento en circuitos globales ayudan a reafirmar el potencial como territorio innovador.

SENTIDO DE URGENCIA

Pero más allá del entusiasmo, es necesario hacer una crítica constructiva: el abordaje del concepto de ciudad inteligente debe ser más urgente, más ambicioso. Las ciudades no pueden seguir esperando mientras crece la desigualdad, avanza el cambio climático y se aceleran las tecnologías.


La primera urgencia es resolver las brechas internas que no tienen respuesta.

RESUMIENDO


Smart City Expo SDE nos dejó entre otros aprendizajes, que:


1. El centro de toda estrategia urbana es la comunidad, las personas que las habitan en interacción

2. Lo humano y participativo transforma la tecnología en valor social real.

2. Las alianzas público-privadas son indispensables y sinérgicas.

3. La internacionalización territorial abre canales para empleo, inversión y desarrollo local.

Las ciudades digitales no son solo sensores, datos o apps. Son, ante todo, una invitación urgente a repensar cómo vivimos, nos movemos, producimos y decidimos en comunidad. Necesitamos visión, pero también decisión. Y necesitamos hacerlo juntos, con todas las voces.